HISTORIA DEL FENÓMENO OVNI EN ARGENTINA

POR MARCO BUSTAMANTE | Desde hace siglos, en distintas regiones del actual territorio argentino, se relatan encuentros con luces misteriosas y figuras que desafían toda lógica. Relatos que no solo se transmitieron oralmente, sino que también quedaron grabados en piedra, desafiando al tiempo y al olvido. Uno de los ejemplos más sorprendentes se encuentra en la provincia de Córdoba, donde antiguos grabados rupestres podrían estar mostrando algo más que expresiones culturales.

En un libro publicado en 1939 por el Instituto del Museo de la Universidad Nacional de La Plata, titulado El Arte Parietal Indígena en Máscaras al Norte de la Provincia de Córdoba, su autor, Milcíades Alejo Vignati, presenta en la página 273 una lámina que llama la atención por su singularidad. Allí se observa una figura rectangular, con brazos, piernas y una especie de antenas, muy diferente al estilo habitual con que los pueblos originarios se  representaban a sí mismos. Pero la sorpresa mayor aparece en la página 279, figura 10: un ser antropomorfo, aparentemente vestido con una escafandra, dotado de tubos o antenas, con figuras cuadradas en el pecho y una forma similar a un antiguo televisor de tubo en la zona del estómago.

Si aquellos hombres y mujeres intentaban retratar con fidelidad lo que veían… ¿qué estaban observando realmente? ¿Podría tratarse de un astronauta? ¿O quizá de un visitante no humano que tuvo contacto con los pueblos originarios en estas tierras?

Ahí cerca, en la zona de Ongamira, se repite un fenómeno similar: numerosos testimonios actuales describen encuentros con extrañas formas luminosas, algunas con rostros visibles en su interior. Estas apariciones han sido asociadas por algunos investigadores con el llamado “Sol Rojo”, un símbolo presente en distintas culturas. Pero, ¿y si este “sol rojo” no fuera solo una representación divina? ¿Y si, en realidad, describiera algún tipo de vehículo? ¿Podría tratarse de un Merkaba, un supuesto vehículo de luz utilizado para viajar entre dimensiones, según ciertas tradiciones esotéricas? ¿Y si durante siglos estuvimos interpretando mal estas representaciones?

En el extremo sur del país, en Los Antiguos, provincia de Santa Cruz, una investigación reciente nos llevó hasta viejas leyendas mapuches. Según estas creencias, los volcanes están habitados por poderosos espíritus llamados Pillán, bajo la tutela de entidades superiores conocidas como Ngen, protectores de la naturaleza. ¿Y si estos “espíritus” fueran algo más? ¿Seres que utilizan los conos volcánicos como bases o portales, al igual que se especula con el Popocatépetl en México?

En este mismo lugar, el testigo Carlos Labour relató haber visto en varias ocasiones esferas luminosas flotando sobre el lago durante la noche. No es un caso aislado. A más de 9.000 años de distancia, las culturas originarias de la zona parecen haber registrado eventos similares. En el estudio El Cañadón de la Flecha, elaborado por Nora Franco, Natalia Cárdenas, Brenda Gilio, Lucas Vetrisano, Pablo E. Bianchi y Giuliana Kaufman, se describe una escena plasmada en petroglifos que muestra figuras humanas junto a formas que podrían interpretarse como esferas flotantes.

Esto plantea una pregunta inevitable: ¿las esferas que aún hoy son vistas por testigos en distintas regiones del país podrían ser las mismas que aparecen grabadas en piedra desde tiempos inmemoriales? ¿Es posible que provengan de los mismos volcanes que han sido considerados sagrados por generaciones, y que hoy siguen infundiendo respeto y misterio?

Volviendo al tema de Los Antiguos, su nombre tiene raíces en las tradiciones del pueblo tehuelche. Según se relata, los ancianos elegían esta zona para pasar sus últimos años de vida, atraídos por su clima benigno y su tranquilidad. Sin embargo, ¿y si el término tehuelche I-Keu-khon, que significa “lugar de los ancianos”, no hiciera alusión solo a personas mayores, sino a la presencia en la región de entidades antiguas y sabias? Curiosamente, muchos habitantes aseguran que aún hoy pueden verse manifestaciones luminosas en forma de esferas de luz… 

¿Son acaso ellos? Saquen sus propias conclusiones.

El punto es claro: sea cual sea la etiqueta que decidamos colocarles —extraterrestres, entidades interdimensionales, manifestaciones energéticas o figuras simbólicas—, el contacto con estas presencias no parece ser un fenómeno moderno. Por el contrario, todo indica que ha acompañado a la humanidad desde hace miles de años… y que, aún hoy, sigue extraordinariamente vigente.

Leave a reply

Loading Next Post...
Follow
Loading

Signing-in 3 seconds...

Signing-up 3 seconds...