La historia de Arne Cheyenne Johnson, quien acuchilló a su casero y atribuyó el asesinato a una posesión demoníaco, marcó un antes y un después en la historia jurídica de los Estados Unidos.
El Conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo tuvo su estreno mundial en algunas salas de Estados Unidos con una valoración positiva de la crítica especializada. Los demoniólogos Ed y Lorraine Warren se enfrentan a uno de sus casos más difíciles y pocos saben la macabra historia detrás de la película. ¿Quién fue Arne Cheyenne Johnson y por qué marcó un precedente histórico en la jurisdicción norteamericana?
El caso real en el que se inspiró la película comenzó en 1980, cuando la familia Glatzel buscó la ayuda de la iglesia católica y de los Warren para tratar con la posesión demoníaca de su pequeño hijo David. El diagnóstico de Lorraine Warren fue que el niño estaba invadido por 43 demonios y necesitaba con urgencia un exorcismo. Algunos días después, 6 sacerdotes y el matrimonio Warren se reunieron para llevar a cabo la ceremonia. La hija de la familia, Debbie Glatzel, pidió a su novio Arne Cheyenne Johnson que la acompañara durante el proceso y fue de esta forma que el protagonista de El Conjuro 3 conoció a los demonólogos.
Según el testimonio de los Warren, Arne Johnson mostraba una actitud muy burlona con el supuesto demonio e incluso llegó a retarlo directamente. Una vez que el demonio salió del cuerpo de David, los especialistas se mostraron inquietos por las extrañas actitudes de Johnson y pidieron a la familia que lo mantengan controlado.
El asesinato
La situación se desmadró el 16 de febrero de 1981 cuando Arnie, Debbie, Wanda y Mary, hermana y prima de Debbie respectivamente, se reunieron con Bruno Bono, el casero de la pareja. Según las declaraciones de Wanda y Mary, Bono comenzó a beber e intentó propasarse con Mary, quien en ese momento tenía 9 años. Esto hizo enfurecer a Arne Cheyenne Johnson quien, en medio de la discusión, entró en una especie de trance, tomó un cuchillo y apuñaló al casero en el pecho en repetidas ocasiones. Después se levantó, salió de la casa y vagó por el bosque sin rumbo fijo.